Complicaciones

Una médica explica a un paciente las posibles complicaciones de osteopatía ósea causadas por la ERC

La ERC se asocia con una gran variedad de complicaciones que provocan resultados adversos para la salud. En el caso de algunas complicaciones, la relación causal entre la enfermedad renal y los resultados adversos es bien conocida. Para afrontar estas complicaciones, existen directrices sobre la práctica clínica destinadas a determinar y tratar los factores modificables que permitan prevenir los resultados adversos.1

Las personas con ERC son propensas a desarrollar una variedad de complicaciones que refleja la falta de la función endocrina o exocrina de los riñones. La incidencia y la prevalencia de estas complicaciones aumentan a medida que se incrementa la intensidad o la gravedad de la ERC, que se define principalmente conforme a las categorías del FG.1

Se debe tener en cuenta que no todas las personas con ERC van a experimentar todas las complicaciones y que es posible que algunas complicaciones no se produzcan en la misma proporción o en el mismo grado entre individuos con la misma categoría de FG o de albuminuria. No obstante, para la atención de la ERC, es importante conocer cuáles son las complicaciones habituales y las opciones terapéuticas.1

La anemia

La anemia constituye una complicación importante de la ERC, dado que afecta de forma considerable a la pesada carga de síntomas de la ERC. Esta patología afecta de manera muy notable a la vida de las personas que padecen de ERC; sin embargo, es potencialmente reversible si se sigue el tratamiento adecuado.1

La osteopatía metabólica de la ERC, incluidas las anomalías clínicas

Los cambios en el metabolismo mineral óseo y las alteraciones en la homeostasis del calcio y del fósforo se producen desde el inicio de la ERC y evolucionan a medida que se reduce la función renal. Estos cambios se agrupan bajo el término abarcativo de enfermedad renal crónica-trastorno mineral óseo (ERC-TMO), que incluye la osteodistrofia renal y la calcificación extraesquelética (vascular) relacionadas con anomalías del metabolismo mineral óseo.1

La acidosis

La prevalencia y la gravedad de la acidosis metabólica en las personas con ERC aumentan de manera progresiva a medida que disminuye el FG.

Las adaptaciones a la excreción del ácido por parte de los riñones inicialmente evitan una disminución de la concentración de bicarbonato en sangre; sin embargo, a medida que el FG continúa reduciéndose por debajo de 40 ml/min/1,73 m2, se suele desarrollar la acidosis metabólica.

En el caso de personas con ERC y una concentración de bicarbonato en sangre de <22 mmol/l, la comunidad nefrológica recomienda administrar un tratamiento con suplementación de bicarbonato por vía oral para mantener la concentración de bicarbonato en sangre dentro de los parámetros normales, a menos que dicho tratamiento esté contraindicado.1

La ERC y las enfermedades cardiovasculares

Se considera que las personas que padecen de ERC tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Los estudios sobre la población han demostrado un aumento del riesgo de muerte y de la mortalidad cardiovascular a medida que el FG disminuye por debajo de los 60 ml/min/1,73 m2 o cuando se detecta albúmina en los análisis de orina. Este hecho no se explica por un aumento en los factores de riesgo tradicional. Existes factores de riesgo específicos de la ERC asociados con una ERC más avanzada que impulsan las altas tasas de morbimortalidad, incluso a edades tempranas. Las personas con ERC son más susceptibles de experimentar un episodio cardiovascular que de que desarrollen la ERT, presentan un peor pronóstico con una mayor mortalidad después del infarto agudo de miocardio (IM) y tienen un mayor riesgo de padecer un nuevo IM, una insuficiencia cardíaca o una muerte súbita de causa cardíaca El control de los factores de riesgo cardiovascular modificables, como la mejora de la tensión arterial y el control de la diabetes, también reduce la progresión de la ERC.1

La ERC y la arteriopatía periférica

Existe un vínculo sólido entre la ERC y la arteriopatía periférica (APP). Es posible que los síntomas de la APP únicamente aparezcan en una minoría de las personas que tienen una confirmación clínica de la APP. Así pues, es importante medir el índice tobillo-brazo y efectuar una evaluación sistemática y habitual de las extremidades inferiores de las personas con alto riesgo de APP, a fin de identificar soplos, pérdida del pulso, frío y palidez en las extremidades, retraso en el llenado venoso y úlceras cutáneas.1