Dado que la insulina es una proteína, en el caso de que se ingiriese en forma de comprimido, se descompondría durante la digestión. Por ello, los pacientes diabéticos deben administrársela mediante una inyección subcutánea.
Existen tres tipos principales de diabetes:
- tipo 1;
- tipo 2;
- gestacional.
Si bien la diabetes de tipo 1 puede afectar tanto a adultos como a niños, es más habitual en niños y por ello se la conoce como la «diabetes juvenil». Esta forma de diabetes puede aparecer de forma repentina si el páncreas deja de producir insulina, bien por motivos genéticos o debido a una infección.
En la diabetes de tipo 2, el organismo ya no es capaz de producir insulina suficiente o no es capaz de utilizarla correctamente. También puede darse una combinación de ambas causas. Esta forma de la enfermedad es más habitual y afecta normalmente a adultos de más de 40 años. Suele estar provocada por factores en estilo de vida, como la obesidad, la falta de actividad física, la mala alimentación y el estrés.
El tercer tipo principal de la enfermedad es la diabetes gestacional, que afecta en torno al 2 % y al 5 % de las embarazadas. Este tipo se puede tratar pero requiere una cuidadosa supervisión médica durante el embarazo a fin de salvaguardar tanto la salud de la madre como del bebé. Tras el parto, es posible que la diabetes mejore o desaparezca.